Reflexión

Hay acontecimietntos en la vida que uno no puede manejar, hay cosas que nos toman por sorpresa, irreversiblemente, para bien o para mal, nos guste o no, son cosas que se escapan de ese control sobre la situación que tanto nos gusta tener, y refunfuñando nos vemos obligados a asumir el hecho (algunos tardan mas que otros) y seguir nuestro camino llevando esa mochila que con el tiempo vamos a dejar de sentir aunque nos marque. Cuando digo "cosas que nos pasan" no hablo puntualmente de una enfermedad, sino de todas las consecuencias de actos que no podemos manejar o de la misma naturaleza, que sabiamente, no se deja controlar por la altruísta raza humana. Cosas como la perdida de un ser querído, el anuncio inesperado de un hijo, una enfermedad terminal en nosotros o en alguien que queremos, la perdida de un gran amor, son cosas que generalmente marcan un antes y un después en nosotros, y no podemos hacer mas que aceptarlas, pararnos derechos, fijar la vista en el camino... y andar. A nadie le gustan estas situaciónes, ni en uno ni en los demás, y nadie las desea, pero son indudablemente necesarias para forjar nuestro caracter, para moldear nuestra forma de ser, y para que podamos abrir los ojos, y darnos cuenta que la vida es mucho mas profunda de lo que la hacen miles de personas todos los días, sin darse cuenta de que están vivos, buscando superficialidades sin sentido alguno desde cualquier punto de vista, movidos por el tan de moda capitalismo (no tengo ningun tipo de preferencia sociopolitica, vale aclarar), impulsados por la masa a hacer lo que hacen todos: vivir sin pensar, levantarse, acostarse y jamas bajarse del tren y pensar cuantas personas pasaron al lado nuestro, a cuantas personas podríamos haber ayudado con solamente correr la vista de nuestros zapatos y estirar la mano.
Hoy te propongo algo distinto, en algun momento del día, cuando tengas un ratito para respirar de todas tus importantes ocupaciones, mira tu entorno y preguntate... ¿Que puedo hacer hoy por la gente que me rodea?

Diegoop